El viaje inverso (2006), de Llorenç Soler, recoge los testimonios de aquellos que vivieron en pueblos abandonados, o semiabandonados, y sobre todo de quienes han huido de la ciudad para instalarse en el mundo rural. Es este, pues, el viaje inverso, el que poca gente suele atreverse a hacer. Y ahí, en el encuentro entre lo viejo y lo nuevo, entre los autóctonos y los que siempre serán extranjeros, es donde se produce el intercambio y donde nacen nuevos conceptos, maneras, quizás germen de la regeneración futura del campo.
Se centra la historia (e historias) en Soria, donde tiene casa, en Calatañazor, el director-autor de este imprescindible documental que indaga en los escombros y ruinas de Fuentepinilla, Fuentelárbol, Monasterio, La Muela, La Revilla, Borobia... A Soler le sirve de "alter ego" el profesor José Antonio Gonzalo, buen conocedor de la provincia.