EN ESTA VILLA NO HAY HOTELES, NI SIQUIERA PENSIONES DE CUARTO Y MEDIO. SU ÚNICO PRIVILEGIO RESIDE EN QUE, EN CADA UNA DE LAS CASAS ABANDONADAS, SE MANTIENE UN FOGÓN ENCENDIDO A LA ESPERA DEL CAMINANTE.
Wednesday, February 07, 2007
Arco, dos hombres resisten
Aunque algunas de sus casas están rehabilitadas para uso vacacional, este pequeño pueblo de Cáceres, dependiente de Cañaveral, agoniza como su olmo centenario, un fantasma que alza sus ramas al cielo. Ya no viven ni los muertos del cementerio, apéndice de la Iglesia, porque se han marchado de sus nichos. Sin embargo, las piedras sinceras de Arco oyen cada día el balar de las ovejas de un viejo pastor, hijo de un octogenario que se resiste. Dos hombres para un destino, la despoblación, que esperemos sepan impedir esos moradores de fin de semana.
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